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viernes, 15 de octubre de 2010

REVOLUCIÓN FRANCESA.

La Revolución Francesa
-La Revolución Francesa dio como resultado un cambio completo en las estructuras sociales de Francia. Su enorme repercusión alteró la historia.
Causas de la revolución
A finales del siglo XVIII Francia mantenía el Antiguo Régimen: el rey Luis XVI seguía siendo un monarca absoluto y la sociedad era estamental y estaba dividida entre los privilegiados (nobleza y clero) y los no privilegiados (pueblo llano o tercer estado). En esta situación, tres tipos de causas provocaron la revolución:
Causas económicas. Desde 1760 se sucedieron las malas cosechas, lo que provocó el alza de los precios y el descontento de los grupos populares. Además, se incrementó la crisis financiera por los gastos de la corte y los conflictos bélicos.
Causas sociales. Muchos burgueses se habían enriquecido durante el siglo XVIII. Pero estaban descontentos porque tenían poco poder político, pues los altos cargos del gobierno y del ejército eran ocupados por la nobleza. Además, consideraban injusto que solo el tercer estado, al que pertenecían a pesar de su poder económico, pagara impuestos.
Causas ideológicas. Las ideas ilustradas defendían que las personas tenían unos «derechos naturales» que el poder político debía respetar.
El comienzo de la revolución
Cuando Luis XVI convocó los Estados Generales, los electores de los tres estamentos (nobleza, clero y estado llano) redactaron unos «Cuadernos de Quejas», d...
En 1789 una serie de revueltas provocó la crisis del Antiguo Régimen.
En primavera, la revuelta política. Luis XVI convocó los Estados Generales, la asamblea formada por representantes de los tres estamentos, para que aprobaran nuevos impuestos y poder así resolver la crisis financiera. Los Estados Generales no habían sido convocados por un rey de Francia desde 1614, pero Luis XVI se vio obligado a hacerlo porque la crisis financiera era tan grave que amenazaba con colapsar la monarquía.
La nobleza y el clero pretendían que se votara por estamento, lo que daba mayoría a los privilegiados, mientras que los representantes del pueblo llano defendían el voto por cabeza, que les otorgaba la mayoría. Como respuesta a la negativa de los privilegiados, en junio los representantes del pueblo llano se declararon en Asamblea Nacional y, tras el juramento del Juego de Pelota, se comprometieron a no separarse hasta elaborar una constitución.
En julio, la revuelta popular. Luis XVI no estaba dispuesto a aceptar la Asamblea Nacional y concentró sus tropas en torno a París. Ante esto, los parisinos se armaron y tomaron la Bastilla, prisión real. Pronto las revueltas se extendieron por Francia. A la vez, en los campos se difundió el «gran miedo»: comenzó a correr el rumor de que bandas organizadas por nobles estaban quemando las cosechas y matando a los campesinos. Los campesinos se armaron y marcharon contra los castillos aristocráticos para destruir los registros en los que constaban los derechos feudales.
El rey se vio obligado a aceptar la Asamblea Nacional y a ratificar sus decisiones.
La Asamblea Nacional (1789-1791)

Entre 1789 y 1791 la Asamblea Nacional llevó a cabo tres iniciativas:
La supresión de los privilegios. El 4 de agosto de 1789, para devolver la paz a los campos, se abolieron los derechos señoriales sobre los campesinos y se eliminó la recaudación del diezmo para la Iglesia.
La aprobación de la Declaración de Derechos (1789). Proclamaba la libertad, la igualdad entre las personas y la Soberanía Nacional.
La aprobación de una constitución (1791). Establecía la división de poderes entre el rey, que nombraría a los ministros y dirigiría la política exterior, una Asamblea Legislativa y los jueces. La Asamblea votaría las leyes y sería elegida por sufragio censitario, es decir, solo votarían aquellos que tuvieran una determinada renta.
El rey Luis XVI juró la constitución y se celebraron elecciones para nombrar la Asamblea Legislativa. Estas medidas supusieron el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la monarquía constitucional.
La Asamblea Legislativa (1791-1792)

Una vez aprobada la constitución, la Asamblea Nacional tomó el nombre de Asamblea Legislativa. En la que la burguesía tenía una representación muy importante, mientras que los órdenes privilegiados habían desaparecido como tales. Existían varias tendencias políticas. El sector más conservador disponía de 264 diputados y era contrario a grandes cambios en el orden social. La izquierda contaba con 136 diputados, la mayoría pertenecientes a los jacobinos, y apostaba por grandes reformas sociales. En el centro había 345 diputados que se inclinaban de manera personal por uno u otro sector dependiendo de la situación. El nuevo régimen tenía también muchos enemigos:
Los nobles. La nobleza deseaba recuperar sus privilegios. Muchos nobles se habían exiliado a países donde reinaba el absolutismo y conspiraban desde allí contra la monarquía constitucional.
El clero. Los diputados de la Asamblea Legislativa confiscaron los bienes del clero y los utilizaron para reducir la deuda del Estado. A cambio, el Estado se obligaba a mantener a los sacerdotes, siempre y cuando juraran fidelidad a la constitución; pero muchos se negaron.
La familia real. Aunque Luis XVI había jurado la constitución, conspiraba para derribar al gobierno revolucionario. La familia real intentó huir de Francia, pero fue detenida en Varennes (junio 1791) y obligada a volver a París.
Otros grupos estaban descontentos porque deseaban llevar las reformas aún más lejos. Entre estos revolucionarios radicales destacaban los jacobinos, que tenían su principal apoyo entre los sans-culottes, milicias populares de París que exigían la proclamación de una república.
La guerra en el exterior
Las monarquías europeas se sentían amenazadas por las ideas revolucionarias y reformadoras que se imponían en Francia, y temían que el ejemplo se extendiera a sus países. En abril de 1792 comenzó la guerra de Austria y Prusia contra Francia.
Este conflicto bélico influyó en los acontecimientos que tuvieron lugar dentro de Francia. Por un lado, Luis XVI, los nobles y el clero esperaban que el gobierno revolucionario fuera derrotado en la guerra, lo que permitiría volver al Antiguo Régimen. Por otro lado, ciertos revolucionarios apoyaban la guerra, pues pensaban que esta serviría para extender la revolución fuera de Francia.
El pueblo de París culpó al rey de las primeras derrotas francesas y atacó el palacio real, las Tullerías, en agosto de 1792. La revuelta popular forzó a nombrar una nueva Asamblea, llamada Convención, elegida por sufragio universal masculino. La Convención decretó el arresto del rey, la abolición de la monarquía y proclamó la I República.
CONVENCIÓN:Los dos grupos más importantes en la Convención eran los girondinos, un grupo de republicanos moderados, y los montañeses o jacobinos, más radicales, cuyo líder era Robespierre.
Los montañeses finalmente se hicieron con el poder y aprobaron una nueva constitución, la Constitución de 1793, más democrática, que nunca llegó a entrar en vigor. Además, establecieron algunas leyes sociales, como el control de precios, el seguro para los pobres y la instrucción obligatoria desde los 12 años.
La república sufrió una doble presión:
En el exterior, la condena a muerte de Luis XVI en 1793 provocó la entrada en la guerra de Inglaterra, España y los príncipes alemanes e italianos.
En el interior, los campesinos de la región de La Vendée se sublevaron a favor del rey, los nobles y el clero. Estos contrarrevolucionarios fueron derrotados al cabo de dos años y medio.
Ante esta situación Robespierre ejerció una dictadura y aplicó una política de terror: toda persona sospechosa de no apoyar la república fue guillotinada. Unas 50.000 personas fueron ejecutadas. La Convención, atemorizada por los excesos de Robespierre, ordenó su ejecución en 1794 (reacción termidoriana). Se aprobó una nueva constitución (1795), más moderada, se restableció el sufragio censitario y el poder ejecutivo recayó en un Directorio.
FUENTE: KALIPEDIA

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